‘Los sonidos de una máquina del tiempo’
COLUMNA
RUTH TOLEDANO
Los sábados, a la hora del brunch, en el Martínez Bar de Madrid, Michael Acevedo pincha discos. No tendría nada de extraordinario si no fuera porque los de Acevedo son discos de pizarra que pincha en un gramófono Zonophone (His Master’s Voice – La voz de su amo) de 1911. Un gramófono de salón impecable, por cuya trompeta de hierro parece que resucita el tiempo. Suenan Moonlight serenade, Dream a little dream of me, I’m getting sentimental over you… y se diría que Glenn Miller, Louis Armstrong o Tommy Dorsey hubieran vuelto con sus orquestas a acompañar nuestro Bloody Mary. Asistimos a una auténtica “Versión Original”.
Hace 17 años, Michael Acevedo entró en una almoneda y vio en un rincón un gramófono de maleta desvencijado. Le faltaba una pieza, el diafragma, que es la que sujeta la aguja, y no funcionaba, pero le pareció precioso y lo compró por 5.000 pesetas. Por internet empezó a investigar su procedencia. A través de la Sociedad Gramofónica de Londres, descubrió que era un Decca de los años 30, que después se usó mucho en las trincheras durante la Segunda Guerra Mundial por ser uno de los modelos portátiles más pequeños. También consiguió la pieza que le faltaba y lo restauró. Estaba tan emocionado con la máquina que se fue al Rastro a buscar discos de pizarra.
Había llegado su momento mágico: cuando regresó a casa y le dio cuerda, comprobó que tenía un sonido excelente, un sonido que lo envolvió. Se quedó maravillado. Era como una máquina del tiempo. En una época en que todo el mundo compraba cd’s y, si acaso, vinilos, Michael Acevedo empezó con una pasión coleccionista. Nadie quería los discos de pizarra, que él compraba por muy poco dinero. El primero fue “Adiós, Pampa mía”, de Francisco Canaro y su Orquesta Típica, y de ahí pasó a hacerse con lotes que la gente vendía por internet y a fascinarse por una música que iba descubriendo en su soporte original. En ellos vinieron Louis Armstrong, Ella Fitzgerald, Billie Holiday, Judy Garland, The Andrew Sisters o la música de Glenn Miller, que su padre escuchaba siempre cuando él era un niño.
Dice que a Gardel hay que escucharlo en gramófono, que es su medio, con ese toque tan especial que incluye el ruido de la aguja raspando el disco. Ha llegado a tener un pequeño tesoro: una colección de discos grabados analógicamente con Enrico Caruso y Titta Ruffo antes de 1915, cuando solo podían oírse yendo a la ópera. Después llegó la electrificación. Acevedo se convirtió así en un marciano entre sus amigos, a los que ponía discos de jazz y ragtime en el gramófono cuando iban a visitarle. Dice, con ironía, que tiene menos discos de los que caben en in ipod, pero aún así son muchos. Y gramófonos ya tiene diez, con todas sus piezas originales. Algunos son tan deliciosos como los ultraportátiles, que caben en la palma de la mano y la gente llevaba de picnic.
Cuando Michael Acevedo pone uno de sus discos de pizarra sabe que está acortándole la vida. El sonido del gramófono es un viaje en el tiempo hacia atrás, pero también hacia delante: la aguja va marcando sobre la superficie un surco que acaba por dañarlo definitivamente. Cada disco solo lleva una canción y solo puede oírse unas 60 veces. Son reliquias. Así que debe dosificarlas con la misma minuciosidad con la que cambia la aguja cada vez que cambia el disco: las agujas solo se usan una vez y según sean de tono suave, medio o alto dejarán una huella más honda en la pizarra. Cuanto más conocida es la canción, más atractiva para el público, pero también más gastado un disco que Acevedo tendrá que volver a buscar y a reponer en su colección. Quizá no pueda volver a encontrarlo. Él quiere compartir ese patrimonio con breves sesiones de “Versión Original”, que se convierte así en la experiencia exquisita de la magia del tiempo y de la música. La recuperación de los orígenes. Un viaje en el tiempo dando vueltas a una manivela.
Comentarios
Por luismi García, el 04 abril 2013
Buenísimo el post, yo conservo tres joyitas pero nunca las he oido! :…..(
Hay un programa en Radio-3 en el que ponen (o ponían, ya no sé…) discos de pizarra, «los Hnos. Pizarro». Un saludo!
Por Fito Lastra, el 04 abril 2013
Yo descubrí el local donde pincha Michael Acevedo, el otro día. UNA MARAVILLA! Sólo conocía este tipo de música de las películas de Hollywood, pero escucharlo en vivo… ALUCINANTE! Gracias a dios que aún existe ese tipo de joya musical!
Por Fito Lastra, el 04 abril 2013
El otro dia encontré por casualidad el Martinez Bar y su sesión «Versión Original», me he quedado bocabierta. Solo conocía este tipo de musica de las peliculas de Hollyoood, pero escucharlo en vivo es ALUCINANTE. Que bien que aun existe este tipo de joya musical.
Por marina galan rodriguez, el 04 abril 2013
Buenisimo el articulo, yo he pasado algun sabado por el Martinez y la sesion es realmente ESTUPENDA!!!!! no hay nada igual asi en Madrid
Por Carmen aragon, el 07 abril 2013
Ayer pase por su sesion en martinez bar y me quede totalmente asombrada, es algo inigualable , no tengo palabras es maravilloso su sesion se va a convertir en una cita clasica los fines de semana . Increible !! Te doy un 10 !!!!